Viviendas Desenchudas
Lo último en arquitectura sostenible son las viviendas desenchufadas, que generan su propia energía y consumen diez veces menos que las normales. Sus inquilinos pagan facturas irrisorias.
Josep María Adell, arquitecto y catedrático de
Y es que en España la presencia de este tipo de ecoviviendas que generan los recursos que consumen es casi anecdótica. ?Las que hay son un poco hippies y no tienen nada que ver con los chalés guapos autosuficientes del norte de Europa?, comentan algunas personas consultadas. Las poblaciones aisladas sin acceso a red eléctrica son las que han empezado a instalar tecnologías como la solar para autoabastecerse, según la revista Ecohabitar. Desde hace más de diez años, la asociación SEBA, radicada en El Ripollès (Gerona), contribuye a resolver el déficit de electrificación en el medio rural mediante la promoción del uso de energías renovables. Su portavoz, Jaume Serrasolses, explica el rápido crecimiento de este tipo de soluciones: ?Ya somos 500 socios con energía solar fotovoltaica instalada. La asociación gestiona las ayudas, ofrece mantenimiento y da formación a los usuarios?. La iniciativa podría ser el germen de futuros proyectos de viviendas autosuficientes en España, que aún están en pañales, aunque se dispone de los medios necesarios para comenzar a desarrollarlos. ?Nosotros construimos edificios de oficinas verdes cuya tecnología es extrapolable a las viviendas?, revela José Antonio Ferrer, responsable del Grupo de Evaluación Energética en Edificación del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT).
Por su parte, Vicente Guallart, del Instituto de Arquitectura Avanzada de Cataluña (IAAC), está convencido de que ?estas viviendas no son una utopía. Veremos las primeras en poco tiempo, quizá tres años?. A este respecto, desde el Ministerio de
Casas autosuficientes
Uno de los máximos exponentes en el diseño y construcción de estas viviendas en España es la arquitecta alemana Petra Jebens- Zirkel, residente en Huesca. No en vano, predica con el ejemplo, ya que su casa y su estudio se encuentran en mitad del monte, donde genera su propia energía. Como ella misma explica, es la responsable de la construcción de unos 80 chalés ?más o menos autosuficientes?. Uno de ellos se levanta en Vilafranca del Penedès (Barcelona). Jebens lo describe así: ?Las placas fotovoltaicas producen la electricidad; y si hay excedente, se vende a la compañía eléctrica. El agua de lluvia se recoge, almacena y depura. El inodoro opera en seco, y el agua de la ducha, de la lavadora y los lavabos se reutiliza en un circuito cerrado?. Su propietario, Antoni Mestres, admite que tener una vivienda así ?implica una vuelta a lo que hacían nuestros abuelos, ser un poco más lógicos y racionales. Se trata de reducir los consumos todo lo posible. Mi casa es bioclimática y está hecha con materiales del país, con el mismo confort que una vivienda normal pero con tecnologías más acordes con la naturaleza?. Jaume Serrasolses, de SEBA, también tiene una de este tipo. ?No consumo energía del exterior. Todo es renovable, como la leña o la energía solar?, dice orgulloso. Jebens forma parte de la asociación Passivhaus de casas pasivas que gastan menos de 10 kilovatios- hora por metro cuadrado al año, cuando el promedio de una normal es de más de 100. Toni Solanas, arquitecto y presidente de Arquitectura y Sostenibilidad (AuS), dependiente del Colegio de arquitectos de Cataluña (COAC), cuenta que este tipo de residencias ya se ha construido en Alemania y hace hincapié en su rentabilidad: ?Son una inversión de futuro en una sociedad que piensa a corto plazo?.
Existe la posibilidad de vender la energía sobrante y todos los expertos coinciden en que unas placas solares se pueden amortizar en menos de diez años. Jebens explica que ella tiene instalados unos diez metros cuadrados de placas con una potencia de un kilovatio que alimentan el estudio y la vivienda. Y lo mejor de todo es que no sabe lo que es recibir facturas de electricidad. La posibilidad de que a partir de ahora se construyan más ecocasas no sólo depende de un cambio de mentalidad en la población, sino también de las leyes. El Gobierno aprobó hace un par de años un Real Decreto por el que se obliga a ?poner a disposición de los usuarios de los edificios un certificado (?) que deberá incluir información objetiva sobre las características energéticas de los edificios, de forma que se pueda valorar y comparar su eficiencia energética con el fin de favorecer la promoción de edificios de alta eficiencia energética y las inversiones en ahorro de energía?.
Empieza a ser obligatorio no sólo el uso de mejores materiales y sistemas aislantes, sino la construcción de viviendas con algún elemento generador de energía. Incluso aquellos usuarios que deseen aumentar la eficiencia de su casa pueden solicitar ayudas para acometer reformas. No en vano, Javier Serra María-Tomé, subdirector general de Innovación y Calidad del Ministerio de Vivienda, señala que en 2010 se pretende alcanzar un ahorro de 2.400 toneladas equivalentes de petróleo y evitar así la emisión a la atmósfera de cerca de 11.000 kilotoneladas de CO2. ?El nuevo Código Técnico de
No sólo es importante generar energía, sino compartirla
Pero las leyes no convencen a todo el mundo. Guallart no duda en afirmar que ?la regulación española ni ayuda al avance en el almacenaje energético ni fomenta la innovación. No sólo es importante generar energía, sino compartirla, pero en España sólo se puede vender a compañías eléctricas?. Solanas admite que ?estamos por detrás de los nórdicos y centroeuropeos. Es exagerado decir que las leyes son un freno a la innovación; las leyes se modifican, pero es más complicado superar la cultura del despilfarro?. Ante esto, Serra se defiende. ?Las políticas del Gobierno están tratando de favorecer que la producción eléctrica se realice donde haya consumo, y no en huertos solares alejados de las ciudades. Así lo regula el Real Decreto que reconoce las ventajas de las instalaciones integradas en edificios porque no aumentan la ocupación de territorio y por su contribución a la difusión social de las energías renovables. Precisamente se trata de que el número de generadores de electricidad aumente e inyecten a la red la producción sobrante?.
Se habla mucho de las placas solares fotovoltaicas, pero no hay que olvidar que una casa autosuficiente debe basarse en la bioconstrucción. Jebens lo tiene claro: ?Hay que elegir bien los materiales, gastar menos energía en el proceso, trabajar con el clima y adaptarse a él?. Esta es una afirmación que comparte José Antonio Ferrer, del CIEMAT: ?Con medidas pasivas de arquitectura bioclimática se alcanzarían ahorros en climatización del 50% o 60% sin inclusión de tecnología. El resto, solar o biomasa, cubriría el porcentaje restante?, argumenta.
Además de tener en cuenta el clima de la zona, hay otros métodos de producción energética. Uno de ellos es el viento. Ferrer asegura que ?se pueden instalar generadores eólicos, aunque se deberían vencer ciertas barreras, como la integración y los ruidos?. Ya existen edificios con estos generadores, como el Jubilee Wharf, un museo que diseñó el arquitecto inglés Bill Dunster en Penryn (Inglaterra), en el que cuatro molinos producen toda la energía eléctrica que necesita el edificio. Pero Jebens insiste en que es mejor usarlos en instalaciones pequeñas.
Y aún hay más. La biomasa es un generador de energía, y también los saltos de agua en micropresas, como las de Noruega, o la fuerza de las olas. El 80% de las viviendas suecas utiliza la geotermia solar. Según
Quien quiera vivir independiente de la red debe estar preparado para la falta de recursos: en todas partes hay días sin viento o con cielos nublados. Ante esto, el CIEMAT propone el uso de pilas de combustible. Según Guallart, en los últimos años se han llevado a cabo estudios impulsados por
Según los expertos, la autonomía no sólo debe ser considerada desde el punto de vista energético. Vicente Guallart retoma aquí el concepto FabLab y pone sobre la mesa la idea de generar nuestros propios alimentos. ?Avanzamos hacia una sociedad tecnoagrícola, en la que podremos producir bienes, energía y comida de forma local y, a la vez, estar conectados con el mundo. Es un cambio provocado en cierta medida por internet, que ha roto con la centralización de la producción. Todos somos generadores y consumidores de información y eso se extenderá a la energía y los alimentos?, apostilla Guallart.
Esa es la idea de las earthships estadounidenses, que se venden por unos 400.000 dólares. Son casas solares pasivas construidas con materiales reciclables bajo las premisas de la biotectura ?combinación de biología y arquitectura? y dotadas de elementos de generación de energía, así como de sistemas integrados de agua. En España, lejos de diseminar, concentramos. Y un buen ejemplo son los barrios ecológicos con los que se está experimentado en varias ciudades del país. La empresa Acciona y el Ayuntamiento de Sant Cugat del Vallès acaban de firmar un convenio para crear el primer microbarrio de emisiones cero que producirá la misma energía que consuma. Se prevé construir 150 viviendas protegidas, un edificio dotacional y una residencia de estudiantes. Guallart está diseñando en Motril (Granada) el Ecobarrio Tropical, con edificios que generan su propia energía e integran la producción de alimentos en huertos urbanos.
Por si fuera poco, ya hay prototipos de Urban Space Stations ?estaciones espaciales urbanas?. Están pensados para aislar las emisiones de CO2 de los edificios ?responsables de hasta el 80% de las emisiones de este gas en grandes ciudades? y reinyectarles aire enriquecido con oxígeno gracias al trabajo de las plantas en su interior. Poseen invernaderos en los tejados capaces de reutilizar los residuos de los edificios para obtener recursos nutritivos y potenciar la biodiversidad urbana.
Pero muchos coinciden en que no tiene sentido conseguir edificios independientes y de emisiones cero si continuamos utilizando los coches como hasta hoy. ?Por eso es necesario electrificar la movilidad?, exige Solanas. Ya hay pasos en esa dirección, como ocurre en Friburgo, una localidad alemana gobernada por Los Verdes donde existen barrios a los que no pueden acceder los vehículos. Estos se dejan en aparcamientos en la superficie, porque los subterráneos son grandes generadores de CO2. Vicente Guallart pronostica que, en un futuro no muy lejano, el intercambio energético entre el automóvil y la casa será frecuente. El arquitecto estima que ?pronto los coches y las casas funcionarán con los mismos tipos de energía y almacenamiento. Y se está trabajando en el concepto de vehículos que dan energía a una casa y la toman de ella, según las necesidades de cada uno?.
Juan Manuel Daganzo
Fuente: muyinteresante.es